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Tratamiento integral para personas con esquizofrenia

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    EPA 2020 – Aunque se ha incrementado el uso combinado de intervenciones farmacológicas y psicosociales, solo alrededor de un tercio de los pacientes con esquizofrenia recibe realmente asistencia integrada, según los datos presentados durante el simposio Person-centred Research and Care for People with Schizophrenia, realizado en el XXVIII Congreso Europeo de Psiquiatría que se celebró de forma virtual.

    Armida Mucci, profesora asociada de psiquiatría de la Universidad de Campania Luigi Vanvitelli, en Nápoles, Italia, presentó nuevos datos de la Red Italiana para la Investigación de las Psicosis que revelaron que el 34 % de los pacientes estudiados había recibido tratamiento integrado1. Esto suponía una ligera mejora con respecto a los datos previos del grupo, según los cuales el 27 % de los pacientes había recibido asistencia integrada para la esquizofrenia2.


    El diagnóstico y la asistencia de las personas con esquizofrenia han mejorado en las últimas decadas, señaló la profesora Mucci, que destacó que se disponía de intervenciones farmacológicas y psicosociales eficaces. Pese a todo, los resultados funcionales siguen siendo malos. La esquizofrenia sigue ocupando el puesto 12 entre las principales causas de discapacidad, especialmente entre las personas con fases avanzadas de la enfermedad.

    La profesora Mucci observó que en los estudios italianos la remisión funcional había mejorado del 12 % al 20 %, pero que seguía siendo baja1,2. Había una clara necesidad de tratamiento integrado, lo que significa el uso combinado de antipsicóticos e intervenciones psicosociales, explicó la profesora Mucci. Estas últimas podrían consistir en fomentar la participación en grupos de autoayuda, proporcionar empleo protegido o centros de día y ofrecer programas de rehabilitación, incluida la rehabilitación cognitiva.

    Varios estudios han identificado los síntomas negativos, los déficits neurocognitivos y la cognición social como parte de la enfermedad, explicó la profesora Mucci, que añadió que había claros factores determinantes del funcionamiento real de los pacientes. Los factores que contribuyeron a los malos resultados funcionales fueron la falta de fármacos eficaces para los síntomas negativos y el deterioro cognitivo y que no se ofrecían sistemáticamente a los pacientes tratamientos psicosociales disponibles que pudieran ser eficaces. Además, las variables que influían en el funcionamiento real no siempre se investigaron en estudios.

    La profesora Mucci apuntó que en el estudio de seguimiento de la Red Italiana para la Investigación de las Psicosis2 se había realizado un análisis en red para examinar las variables que eran importantes para el funcionamiento en la vida real. Los resultados indicaron que la mejora de la capacidad para realizar tareas relevantes para la vida diaria es esencial para cualquier intervención terapéutica en la esquizofrenia1.

    Además, las complejas asociaciones observadas entre las variables investigadas y el funcionamiento en la vida real denotaron claramente que deben proporcionarse programas integrados y personalizados a los pacientes con esquizofrenia.2 Estos datos están en consonancia con las recomendaciones de las directrices, añadió, según las cuales las intervenciones psicosociales exhaustivas deben estar habitualmente a disposición de los pacientes y sus familias y ser prestadas por profesionales de salud mental cualificados que puedan dedicar el tiempo necesario a la tarea3.

    Los cinco objetivos principales identificados por los pacientes en relación con las intervenciones psicosociales fueron el empleo, la educación, la vivienda, las relaciones y la salud, señaló la profesora Mucci, por lo que es importante ofrecer intervenciones diseñadas para mejorar estos objetivos. Citó un artículo reciente en el que se afirma que las intervenciones psicosociales han mostrado eficacia en la sintomatología, la cognición y el funcionamiento y que se debe continuar con su desarrollo4.

    En conclusión, la profesora Mucci dijo que el funcionamiento en la vida real dependía de una gran variedad de factores y que las terapias psicosociales eran un componente esencial de los programas de tratamiento dirigidos a mejorar el funcionamiento en la vida real. Propuso que se necesitan investigaciones para adaptar estos programas a los perfiles de déficit individuales, desde el primer episodio de esquizofrenia, e iniciar tratamientos integrados lo antes posible.

    Referencias

    1. Galderisi S et al. World Psychiatry. 2020; 19 (1): 81-91.
    2. Galderisi S et al. World Psychiatry. 2014; 13 (3): 275-287.
    3. Galletly C et al. Aust New Z J Psychiatry. 2016; 50 (5): 1-117.
    4. Fond G et al. Prog Neuropsychopharmacol Biol Psychiatry. 2020; 101: 109927.

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