En este estudio prospectivo longitudinal de 20 años realizado por Luther et al. se analizó la repercusión de los síntomas negativos y de la neurocognición en la funcionalidad laboral en pacientes con enfermedad mental grave. Concretamente, los autores estaban interesados en aclarar si 1) la neurocognición influye en los síntomas negativos y, por tanto, en la funcionalidad laboral o si 2) los síntomas negativos influyen en la neurocognición y, por tanto, en la funcionalidad laboral.

Los datos de publicaciones anteriores habían demostrado que tanto la neurocognición como los síntomas negativos guardan una estrecha relación con los resultados funcionales, pero en un orden en el que la neurocognición precede o predice los síntomas negativos y, por tanto, es a través de su repercusión sobre los síntomas negativos como influye indirectamente en los resultados funcionales (vía 1). El presente estudio pretendía también contrastar la hipótesis opuesta de si los síntomas negativos intensos predicen el deterioro neurocognitivo e influyen de manera indirecta en la funcionalidad laboral (vía 2).

Para abordar este asunto se diseñó un proyecto de investigación observacional longitudinal: el estudio de seguimiento de Harrow Chicago. Se identificó a 277 participantes con enfermedad mental grave con síntomas psicóticos, se les entrevistó durante un período de hospitalización inicial y se les evaluó al cabo de 2, 4,5, 7,5, 10, 15 y 20 años. Las escalas de valoración incluyeron escalas de síntomas negativos (Behaviour Rating Schedule of the Psychiatric Assessment Interview) y escalas neurocognitivas (Wechsler Adult Intelligence Scale). La situación laboral se determinó mediante la escala de resultados de Strauss y Carpenter para la funcionalidad laboral, puntuada por el entrevistador. Las dos hipótesis se contrastaron mediante análisis de datos transversales y prospectivos.